Algunos deportivos marcan por su diseño, otros por sus prestaciones. Pero hasta un coche de ensueño tiene su potencial limitado por la realidad. En cambio, un prototipo se dibuja desde la imaginación. El último estudio de Mercedes-Benz, el Vision One-Eleven, avanza detalles de estilo y características que, hasta hace no mucho, seguían siendo ficción.
A grandes rasgos, parece esculpido a partir de un lingote de cobre. Las puertas en ala de gaviota dejan ver un interior plateado que resplandece. Además está equipado con tecnología avanzada, con tres pantallas repartidas en el frente, la trasera y la cabina que informan y entretienen con ópticos en 3D. Y, gracias a la realidad aumentada, la interfaz de usuario, combinada con gafas VR, proporciona una experiencia visionaria. El Vision One-Eleven es un concepto futurista de líneas y curvas estimulantes junto a una idea de confort elegante que no sólo invita, sino anticipa la conducción autónoma.
En su reinterpretación del expresivo C 111, evoca todas las cualidades de este mítico modelo desde su pintura anaranjada hasta su aspiración de sentar un patrón para los deportivos en las décadas venideras. “Hemos reinterpretado la vanguardia del C111 y la hemos traducido a la icónica pureza de nuestro actual lenguaje de diseño”, afirma Gordon Wagener, Jefe de Diseño de Mercedes-Benz.
Como su referente, este prototipo aúna la estética atractiva y la innovación técnica. Su motor de flujo axial se considera un pionero de los eléctricos prestacionales del futuro por ser más pequeño, ligero y potente que los motores eléctricos convencionales…
Su batería, con sus celdas cilíndricas de alto rendimiento y refrigeración líquida, utiliza una química inspirada en la Fórmula 1. Un hito que recalca Markus Schäfer: “Esta tecnología de propulsión explora nuevas vías para el futuro de los deportivos y atestigua el amplio espectro de rendimiento de nuestra propulsión eléctrica”, afirma el Jefe de Tecnología de Mercedes-Benz.
Cuando el diseño y la tecnología forman una simbiosis, sus significados trascienden la cultura automovilística. El Vision One-Eleven encaja en el retrofuturismo, la idea de encontrar en el pasado soluciones para el futuro. “Para ser innovador, debemos reconocer que el hombre tiene un pie en el pasado y el otro en el futuro –dice Clay Routledge, quien investiga las raíces psicológicas de la innovación en el Archbridge Institute–. No se trata solo de crear algo tan innovador como sea posible, sino también crear algo que guste”.
Con este prototipo, al igual que con el C 111 en los setenta, Mercedes-Benz está dando forma a una nueva era de lujo icónico. El interior, con sus ideas de colores progresivos y combinaciones de materiales, se acerca bastante a la producción en serie. El poliéster reciclado con piel teñida por cáscaras de café, junto al innovador propulsor eléctrico, apelan a esa tercera dimensión a la que se ha comprometido Mercedes-Benz, además del diseño y la tecnología: la sostenibilidad. A pesar de todos sus guiños históricos, el Vision One-Eleven se labra su propia relevancia en la actualidad. Y tiene el potencial para convertirse en un nuevo icono.
