Escocia, el paraíso de los campistas

La isla de Skye es famosa por sus paisajes épicos y su tiempo impredecible. Pero que llueva bastante no importa cuando viajas en el Mercedes-Benz Clase V Marco Polo.

15.07.2025 // Texto: Katalina Farkas // Fotos: Benni Bock

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Las gotas de lluvia golpetean suavemente la carrocería azul oscuro de mi Mercedes-Benz Clase V Marco Polo en nuestra ruta por la isla de Skye, la más conocida de las Tierras Altas de Escocia. El viento carga contra sus flancos, agitando el techo desplegable e impermeable. En la luneta trasera, las nubes parecen obras de arte. Me encanta refugiarme a ratos en mi apartamento rodante. Anoche aparqué mi Clase V Marco Polo en el Skye Camping and Caravaning Club. Me acomodé en el asiento trasero, convertido sin apenas esfuerzo en un rincón de relajación, y me limité a contemplar el pastoreo de las Highlands. La noche fue una algarabía entre los aullidos del viento y las gaviotas, mientras la calefacción auxiliar me ofreció una temperatura acogedora. Ahora, con solo pulsar un botón, vuelvo a levantar el asiento trasero para prepararme un café en el fogón integrado (desayunar té no es lo mío) y, mientras se enciende la iluminación ambiental de la parte trasera, subo un poco la calefacción y agradezco que el frío no me alcance aquí dentro.

Cientos de miles de personas acuden cada año a las Highlands escocesas. Muchos vienen con sus autocaravanas, como yo. Las Highlands poseen un atractivo irresistible: son remotas, desiertas y, sin embargo, la civilización nunca está lejos. No sé si alguna ley establece que las estrechas carreteras deban parecer pintorescas, o si fueron diseñadas para hacer que los viajeros se detuvieran cada pocos kilómetros. Por lo que sea, la hora de llegada calculada por el navegador no se corresponde con la real.

EL CORRIMIENTO DE TIERRAS MÁS BELLO DEL MUNDO

Muchas carreteras de las Highlands son de un único carril, suficientemente ancho para un solo vehículo. Si encontramos tráfico en sentido contrario, hay espacios que permiten a los conductores apartarse para facilitar el paso. Es una conducción aventurera, con terraplenes y muros de piedra que acechan a ambos lados del asfalto. Respiro aliviada ante los sofisticados sistemas de ayuda del Clase V y sus compactas dimensiones exteriores, que me ayudan a maniobrar incluso en los espacios más estrechos. Me dirijo a casa de Andrea y Roger Holden, dueños de un pequeño negocio de tejidos cuyo telar funciona solo con los pedales de una bicicleta y una cadena. “En este telar, cada parte del proceso es manual. Clasificamos la lana, dibujamos los patrones, preparamos los hilos, tejemos las telas…”, explica Andrea, que es originaria de las montañas Ore, al este de Alemania. Para idear nuevos patrones se inspira en el paisaje de Skye, salpicado de bellos líquenes.

Parece que los líquenes marquen nuestro camino. Nos acompañan incluso en el aparcamiento del Quiraing, una sorprendente formación rocosa originada por corrimientos de tierra, probablemente la estampa más fotografiada en la isla de Skye. Montañas que parecen olas fosilizadas, congeladas en movimiento hace miles de años. No solo es un excelente destino; también ofrece una gran experiencia de conducción en su puerto de montaña.

Llego hasta la playa de An Corran, donde dicen que hay huellas de dinosaurios. El cielo brilla al anochecer con los colores más bellos. Convierto de nuevo mi Mercedes-Benz Clase V Marco Polo en un dormitorio, extiendo el techo desde el smartphone con la aplicación Mercedes-Benz Advanced Control y disfruto de la función Camper Level, que utiliza la suspensión neumática AIRMATIC para compensar los desniveles del terreno. Los molestos calzos son cosa del pasado.

EL VERDE MAR Y EL CAPRICHO DEL TIEMPO

A la mañana siguiente, el paisaje cambia. Mientras que Skye es más bien escarpada, la región de Wester Ross es famosa por sus encantadores páramos, bosques de robles y pinos centenarios. Una y otra vez tengo que maniobrar, y levanto la mano en señal amistosa cuando los otros vehículos me dejan pasar.

Después de conducir a lo largo del lago Loch Carron, me encuentro ante el Kishorn Seafood Bar. Esta marisquería pintada en azul es toda una institución donde las apetitosas fuentes de marisco se sirven con vistas al mar y a las montañas de Skye en la distancia, que parecen surgir directamente del agua.

Para disfrutar conduciendo por la carretera Bealach na Bà, es necesario subir por el antiguo paso de ganado que conecta Kinloch con la península de Applecross. Los carteles al principio recuerdan que esta sinuosa vía no es apta para conductores noveles ni vehículos grandes. Una vez arriba, encuentro la recompensa en las vistas, los picos escarpados y los profundos valles excavados por glaciares. Desde aquí sigo divisando la isla de Skye, con permiso de la niebla, claro.

Esta vez, me toca disfrutar de los caprichos del tiempo. Apago el motor de mi Mercedes-Benz Clase V Marco Polo, pongo la música y me acomodo en el asiento trasero. Es muy probable que la niebla vuelva a disiparse. Y si no, esperaré un poco más. Tengo tiempo de sobra.

Si quieres más detalles sobre este modelo o la gama, nos pondremos en contacto contigo.

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