El Clase G es de esos pocos coches capaces de despertar en sus propietarios las sensaciones más intensas y variadas, una mezcla de emociones que parece magia. Nació en 1979 para servir en el ejército, pero la vida militar se le quedó pequeña muy pronto y ahí empezó a conquistar el mundo. Se convirtió en un deportista de élite capaz de ganar el Dakar, en una berlina de lujo a la altura de los eventos y los personajes más variados o en el aventurero más incansable, capaz de llegar a los territorios más lejanos. En estos 45 años también ha brindado su protección en las situaciones más extremas como bombero, policía, sanitario, incluso en la gran pantalla ha sido el actor de acción para enfrentarse a dinosaurios o para perseguir villanos, eso es ser polifacético.
Y para celebrar esos 45 años, nada mejor que hacerlo con los que realmente conocen esa magia del Clase G: sus propietarios. Un grupo de clientes de España y Portugal, los 45 privilegiados que fueron los más rápidos en inscribirse para esta celebración tan especial, se reunieron en Ciudad Rodrigo (Salamanca), que nos ha abierto sus puertas y que a lo largo de los siglos ha mantenido intacto su enorme patrimonio cultural. Una ciudad que ha sabido adaptar su historia a los nuevos tiempos y que nos ha acogido como uno más. Un escenario monumental para mostrar la evolución del Clase G y que se convirtió en el ‘corazón’ de este aniversario, con su Plaza Mayor transformada en una magnífica exposición de los coches de los 45 participantes y sus calles, en el recorrido histórico de un espectacular desfile.
A pocos kilómetros de Ciudad Rodrigo se encontraba el segundo escenario de esta celebración, un imponente circuito Offroad dentro de una finca privada. Este espacio para disfrutar del todoterreno extremo, completamente embarrado por las lluvias de los días anteriores, permitió a los propietarios del Clase G comprobar todo lo que su icónico Mercedes-Benz es capaz de hacer más allá del asfalto, si por alguna razón no lo habían comprobado ya. Pero la verdadera sorpresa les esperaba también en este terreno para descubrirles una nueva forma de ‘sentir’ el Clase G.
EL FUTURO DE HACE 45 AÑOS
Cuando el primer Clase G empezó a rodar por las carreteras y caminos de Europa en 1979, pocos podrían imaginar que, casi medio siglo después, su constante evolución tecnológica lo convertiría en un icono de la historia del automóvil y su sucesor iba a marcar la ruta para convertirse, una vez más, en el todoterreno más vanguardista y avanzado.
El Mercedes-Benz Clase G 580, 100% eléctrico, ha materializado esa fórmula de la eterna juventud: por fuera mantiene intacta su imagen distintiva y en estos tiempos casi disruptiva, por alejarse de los cánones actuales de diseño, en perfecta combinación con su propulsión eléctrica, de la que obtiene el máximo rendimiento, no solo respetando el entorno, sino también en prestaciones dentro y fuera del asfalto.
Los 45 clientes que acudieron a la celebración del 45o aniversario del Clase G fueron los primeros en poner a prueba el G 580 eléctrico en el circuito todoterreno para experimentar una nueva emoción, la conducción Offroad en absoluto silencio. Este terreno complicado y embarrado ofrecía las mejores condiciones para comprobar la eficacia, casi inimaginable, de contar con un motor eléctrico para cada rueda del G 580 eléctrico, el concepto 4×4 llevado al extremo tecnológico. Casi 600 CV de potencia, con una elevadísima cifra de par instantáneo que se entrega a cada rueda en la medida justa y en el momento preciso. La forma de conseguir una capacidad de agarre que lleva a una nueva dimensión la expresión ‘tracción total’ y, sobre todo, la posibilidad de realizar maniobras hasta ahora imposibles, casi mágicas, durante la conducción Offroad: G-Turn, que le permite girar sobre sí mismo 360º, y G-Steering para maniobrar en espacios realmente complicados al reducir el radio de giro al mínimo.
Es difícil que el propietario de un Clase G se sorprenda por lo que es capaz de hacer otro coche, por eso tenía que ser otro Clase G el que dejara casi sin palabras a los 45 clientes de esta celebración. A pesar de la absoluta convicción (sin fisuras) de la supremacía de su coche, después de probar el G 580 eléctrico las caras de sorpresa lo decían todo, “va mejor que el mío”, “necesito este coche”, “quiero cambiarlo”…
El Mercedes-Benz Clase G ha vuelto a reescribir su propia historia, 45 años después, para convertirse en el nuevo todoterreno de siempre. Dentro de otros 45 años probablemente un grupo de clientes celebrará la herencia del primer Clase G eléctrico, al tiempo que vuelven a sorprenderse con lo que el futuro les tendrá reservado, pero seguro que seguirá siendo un G tan reconocible y emocionante como lo es desde 1979. Es la magia de haber llegado a la categoría de icono.