La belleza, dicen, está en los ojos de quien mira. Y, desde luego, es absolutamente cierto: aquello que encontramos bello es una percepción individual basada en nuestra experiencia personal y nuestro entorno cultural. ¿Cómo cambian nuestros gustos? ¿Qué nos condiciona? Con frecuencia, las nuevas tecnologías inspiran ese cambio estético e influyen en el diseño abriendo nuevas posibilidades. Nuestro Mercedes-Benz Vision One-Eleven es un buen ejemplo. Reinterpretación futurista 100% eléctrica del mítico C111 enamora con su provocativa carrocería aerodinámica y un resplandeciente y plateado interior. Este racing lounge eléctrico marca el camino a la movilidad del futuro.
Nuestros modelos EQ, por su parte, llevan tiempo fabricándose en versión eléctrica. El equipo, liderado por nuestro Jefe de Diseño Gorden Wagener, creó una estética completamente nueva para ellos, algo que también es evidente en nuestro Vision One-Eleven: su distintiva silueta en un solo trazo abraza diferentes superficies que se fusionan armónicamente para formar un único ente. Es el digno embajador de una nueva era de la movilidad, reconocible, estimulantemente diferente y nunca antes visto.
Sabemos que lo que hoy consideramos un buen diseño no hubiera triunfado hace medio siglo. Lo mismo ocurre con la belleza. En los últimos años, este concepto ha mutado más rápido que nunca, impulsado por el auge de las redes sociales. La inmediatez ha acercado a las personas, erosionando los patrones tradicionales de lo que se consideraba bello, que ahora es cada vez más relativo, más individual.
ATEMPORAL Y SENSUAL
Aun así, la belleza no es solo un producto del espíritu de los tiempos. Hasta hoy, existen principios que se aplican sobre todas las tendencias e, igualmente, respetan las eternas leyes de la armonía y la proporción. No es coincidencia que las proporciones de la mayoría de coches sigan esta regla áurea: la línea de las ventanillas divide a los vehículos en una proporción de uno y dos tercios. Y ese ideal de perfección de un objeto, sus superficies elegantes y la sofisticación de sus materiales se aplica tanto a las estatuas de mármol de la antigua Grecia como a la escultural forma de un EQS. Y es que el actual ideal de la belleza se acerca inexorablemente a los principios del minimalismo, así podemos verlo en los últimos modelos de smartphones o nuestra Hyperscreen, cuya superficie en cristal, además de evocar elegancia, seduce y atrae.
Hay otro aspecto a tener en cuenta: la necesidad humana de rodearnos de belleza y enriquecernos con su funcionalidad y su extraordinario diseño. Precisamente nuestro lenguaje de diseño, atractivo y sensual, se extiende por todo el mundo abordando las necesidades y los requerimientos de los diferentes mercados. Conseguirlo es nuestro reto y sabemos que la belleza es un diálogo entre pasado y presente, entre tradición e innovación, entre individuo y comunidad.
