Fernando Ojeda (Granada, 1980) ahora es un verdadero todoterreno, un hombre difícil de clasificar porque ninguna de las numerosas tareas profesionales que realiza lo definen dentro de los parámetros habituales de esas ocupaciones. No es un influencer al uso, pero tiene 120.000 seguidores. Tampoco vive por y para la moda, pero es un cotizado modelo. Ni siquiera encaja con la imagen preestablecida que podemos tener del creador de una fundación que se dedica, entre otras cosas, a plantar árboles por todo el mundo. Todas esas actividades las desempeña a la perfección y con ellas aprovecha para llevar la atención hacia su fundación (R)Forest Project, la ocupación a la que más tiempo dedica y con la que más se identifica. “Desde que dejé la noche hice un cambio radical en mi forma de vida y monté (R)Forest Project, una fundación que nació como algo pequeñito y sin ánimo de lucro, como un complemento a mi vida. Inesperadamente se ha hecho algo grande y se ha convertido en el eje principal de mi actual vida profesional”, reconoce Ojeda.
Interesado por todo lo que tenga que ver con la naturaleza y el medioambiente, y prácticamente por todo lo que le rodea, su encanto innato y sus ganas de aprender hacen de Fernando Ojeda un tipo que no pasa desapercibido y menos al volante de un Mercedes Clase G 580, 100% eléctrico, con el que participó en la celebración del 45º aniversario del Clase G en Ciudad Rodrigo (Salamanca): “El Clase G es un icono, con su estética de 1979, precioso e ideal para disfrutarlo en asfalto, pero confieso que a mí donde más me gusta es en campo y barro. Conducir un eléctrico en silencio, en la pista de un bosque es algo que nunca había probado y me ha sorprendido a un nivel que excede las palabras”.
El G 580 eléctrico es una perfecta combinación de tradición (con su diseño original) y vanguardia, gracias a su avanzada propulsión eléctrica. Para Fernando Ojeda esa es la clave de la autenticidad: “La esencia de cada uno, el carácter, ser uno mismo, tus proyectos, tus ilusiones y tus principios son los que forjan la personalidad, readaptándote a las circunstancias actuales, eso es lo que nos hace reales y auténticos. Es lo mismo que ha hecho Mercedes-Benz en el Clase G, conservar toda esa tradición y evolucionar hacia la sostenibilidad, siendo fiel a su esencia”.
Habla con conocimiento de causa porque ha visitado la fábrica austriaca de Graz, donde se construye el Clase G: “Ha sido una experiencia sorprendente descubrir que un coche tan emblemático, de una marca tan importante, se fabrique de una forma tan artesanal y manual. Solo hay un robot en la cadena de montaje y tuve la suerte de ver cómo se montan a mano cada una de las piezas, cómo se cosen los tejidos con aguja e hilo… Es impresionante el trabajo de manufactura tradicional del Clase G”.
Ojeda también se puso al volante del G 580 eléctrico en el centro de pruebas de la fábrica de Graz. “Fue una experiencia impactante, los retos que realizas al volante del Clase G son muy espectaculares, pero conducirlo aquí, en Ciudad Rodrigo, me ha permitido comprobar que es incluso más divertido en su hábitat natural. Te enfrenta a situaciones reales, a obstáculos, a rampas y barro de una manera orgánica”. En este terreno ha podido probar los innovadores sistemas G-Turn y G-Steering: “Me han parecido algo llamativo, innovador y sorprendente, pero reconozco que me resulta más práctico el G-Steering porque realiza un giro de 90 grados que permite maniobrar y resolver situaciones en campo que otros coches no podrían superar”, reconoce.
La vida actual de Fernando Ojeda es muy distinta a la de hace unos años, su familia y sus constantes viajes y actividades a la sede de su fundación en el Palacio de Elio, en Navarra, exigen un coche realmente único y polivalente: “El G 580, 100% eléctrico, me parece la opción más versátil, capaz de combinar la vida urbana, el mundo familiar, los viajes, el campo y la aventura Offroad. Es impresionante cómo, en un solo vehículo, puedes tener respuesta a todas estas necesidades”.
En el siglo XIX el poeta José Martí dijo que todo hombre debía tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro, esto último parecía ser lo único que le faltaba a Fernando Ojeda, pero resulta que no es así: “Pues no, porque también he escrito un libro, bueno, un cuento infantil, pero está publicado y le tengo mucho cariño, se titula El príncipe del bosque”. Su libro no podía tener otro título y seguro que el bosque estará encantado con Fernando Ojeda y su fundación, con su libro y con el G 580 eléctrico.