Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

‘Road trip’ por la selva costarricense al volante de nuestros clásicos. Parte 1

Al volante de dos ‘roadsters’, un coupé y una berlina, viajamos entre San José, capital de Costa Rica, y la península Osa, bañada por el océano Pacífico. Una escapada inolvidable de tres días para recorrer 700 kilómetros a través de frondosas selvas, tupidos bosques y bravos ríos. Sumérgete en esta primera parte de este salvaje ‘road trip’.

27.08.2024 // Texto: Jörg Heuer // Fotos: David Klammer

2 minutos de lectura
0

COMPARTIR

Los pájaros multicolor cantan y las palmeras se balancean al son de un viento suave. Muchas de las casas junto al aeropuerto de San José lucen coloridas pinturas. Vemos modestos restaurantes, pequeñas tiendas y mercados bulliciosos. Nos han invitado a un brunch muy especial en la ciudad de Aserri, cerca de la capital. Allí coincidiremos con otros entusiastas de los vehículos clásicos de Mercedes-Benz.

Metemos primera para avanzar por la empinada cuesta que lleva a la Hacienda Equis, de Ingo Bartsch y su esposa, Inga, a 1.300 m de altitud. Rodeada por una colorida y abundante vegetación tropical,  cuenta además con una piscina con vistas a los volcanes y a las montañas del entorno La puerta eléctrica se abre y dos R107 nos dan la bienvenida: un 450 SL de 1974 y un 380 SL de 1981. Hace tiempo que esta pareja transformó el 450 SL en un coche de rally. “Protegimos los bajos, lo levantamos y lo hicimos más ancho y rápido”, cuenta Ingo. “Nuestra pasión por estos clásicos también es un tributo a la especial tradición de rallys de Mercedes-Benz”. El 380 SL lo adquirieron hace apenas unos meses. Tienen también un 560 SL y un 450 SLC que están en el taller especializado, preparándose para vivir nuevas aventuras en las carreteras de Costa Rica, un país que se considera la Suiza centroamericana.

Poco a poco van llegando el resto de invitados: un 450 SLC verde atraviesa la puerta seguido por un 220 D blanco (W115), un 280 S (W108) en azul claro, un Unimog 404 S y dos Clase E W210, dos clásicos del futuro. Norberto Irureta, Daisy López y su nieta, Daniela (13 años), han venido en un 450 SLC. Para la niña, este coche es “el mejor del mundo”. Lo llaman cariñosamente Rápido-Rápido. Los hermanos Arturo y Otto Ramos, propietarios de un taller especializado en clásicos de Mercedes-Benz, están aquí con sus esposas en un Ocho Cilindros y un E 320. Y luego está Alexander Lutz Villalta, un arquitecto y músico que toca en una banda de heavy metal y viene acompañado de su guitarra.

Los planes para las próximas horas no pueden ser más agradables: maravilloso entorno y buena conversación. El mejor preámbulo para la aventura que tres días que dará comienzo al día siguiente…

Arrancamos motores a primera hora. Ingo e Inga van en su SL blanco de rally, Alexander encabeza el convoy con su 280 S, Norberto y Daisy se han subido en su 450 SLC y Bettina y su marido Gustavo conducen el 380 SL rojo de Ingo e Inga. Un roadster, un coupé y una berlina. Y solo el matrimonio Bartsch conoce la aventura que les espera.

Alexander está encantado con los desafíos. “Me siento completamente feliz –dice durante una pausa del trayecto–. Veo que puedo fiarme de mi coche incluso lejos del tráfico de la ciudad. Tiene más de 50 años, pero está en plena forma. ¡Es un Mercedes de los de verdad!”.

Ahí nos cuenta la historia de su 280 S: “Lo compraron mis abuelos en 1972, y mi abuela fue la que más lo utilizó durante 20 años. Estaba enamorada de su color y lo llamaba Príncipe Azul. Pero un día lo vendió. Lo busqué durante mucho tiempo. El 280 S es raro en Costa Rica, pensé que tendría la oportunidad de localizarlo. En 2009, por fin, lo recompré y lo dejé restaurar”.

Ya no responde al nombre de Príncipe Azul. “Yo lo llamo Abuelo –cuanta Alexander–. Suelo conducirlo al menos un par de veces por semana para ir a comprar, al gimnasio o, a veces, a los ensayos con la banda. A mis colegas les encanta venirse conmigo. Y a veces acudo a concentraciones. Este va a ser el viaje más emocionante y más largo que hago con él”.

Los cuatro clásicos se abren camino, esquivando los socavones en un ‘eslalon’ perpetuo. Solo unos pocos poblados jalonan el camino, y apenas encontramos tráfico hacia el sudoeste. Una carretera abierta para los aventureros. El destino es el Kunken Lodge, en la provincia de Puntarenas, localizado justo en la costa del océano Pacífico, a 300 kilómetros de San José. Cuando llegamos al hotel, el atardecer ya lo domina todo. A oscuras, el océano se mece suavemente en una sofocante noche tropical. Mañana nos esperan más aventuras… (Continuará).

Si te interesa el mundo de Mercedes-Benz Clásicos, no te pierdas Mercedes-Benz Classic Magazine

COMPARTIR

También te gustará

Mercedes-Benz Magazine

Acompáñanos por nuestro universo Mercedez-Benz. Un apasionante viaje lleno de nuevas experiencias y actualidad de nuestra marca. Suscríbete y descrúbelo.